lunes, 14 de enero de 2013
"EVIDENTEMENTE NO FUNCIONÓ
ESO DE PELEAR POR LA PAZ Y EL AMOR"
Gabriela Toscano y Fabián Vena interpretan a un matrimonio
en tres momentos de sus vidas en la pieza Love, Love Love que se estrenó esta
semana. De la lucha por la liberación sesentista y una generación de sueños, al
reclamo de sus hijos adolescentes.
Todo lo que necesitas
es amor!, clamaban los Beatles a finales de los sesenta y en medio de ese
flower power que abría un abanico de posibilidades y patentaba una ruptura de
las convenciones sociales tal como se conocían hasta ese momento. Sin embargo,
tiempo después, en momentos un poco menos optimistas, más de uno se habrá
preguntado: "¿De verdad? ¿Amor era todo lo que necesitábamos?" Un
poco ese contrapunto agridulce es lo que retrata Love Love Love, la premiada
obra británica de Mike Bartlett (el mismo de Cock) que esta semana llegó al
Multiteatro de la mano de Gabriela Toscano, Fabián Vena y Carlos Rivas (en
dirección y adaptación). Y que, a través de la historia de una pareja (que se
conoce con todo ímpetu en los 60, aterriza con hijos adolescentes en los 90, y
llega separada pero tal vez más lúcida al presente), disecciona un poco los
vaivenes emocionales de aquella generación que soñó con tener el mundo en sus
manos y luego, tal vez, debió reformularse en metas más humildes.
"Es una historia que atraviesa el tiempo y ahonda en
los vínculos. No sólo de la propia pareja sino también de ellos con sus padres,
los hijos, los amigos. Y por otro lado la responsabilidad con los propios
ideales", cuenta Toscano, que encarna a Sandra en la obra, y es la pareja
de Dany, interpretado por Vena. "Es como si estuviéramos frente a una obra
que dentro de la simpleza de la comedia dramática contuviera un clásico",
elogia el actor, "porque todos los días te permite descubrir algo
nuevo".
–La obra pone bajo la lupa aquella generación que soñó con
cambiar el mundo en los sesenta y luego debió reacomodarse, ¿qué ven en el debe
y en el haber?
Toscano: –Creo que se
les abrió un mundo diferente de libertad de expresión. Sobre todo en caso de la
mujer, que tuvo una liberación sexual muy grande y que también un poco ocurrió
acá. Lo que pasa es que políticamente acá y allá pasaron diferentes cosas. Fue
una generación que creyó que tenía el mundo en sus manos y en realidad el mundo
los fue ganando a ellos y de hecho durante la obra ves cómo ellos dos van
haciendo lo que pueden. Y al final son los hijos los que les reclaman, los que
le hacen el juicio, no ellos mismos. Al final la obra lo que te dice es que
cada uno hace lo que puede. Pero tiene que ser responsable de lo que va a
hacer. Las relaciones humanas son muy complicadas. No es fácil.
Vena: –Mi problema es
que no hay manera de que yo no pueda defender mi personaje, porque cuando te encarnás
en alguien cuesta llegar al nivel de autocrítica de ese personaje. Quizá no
tienen mucha autocrítica estos personajes y eso seguramente esté en el debe.
Pero imaginando algunas cosas diría que el mundo fue totalmente distinto desde
que apareció esta generación. Fue algo extraordinario lo que pasó en ese
momento. Cómo ponían en el primer plano al amor y la no guerra y toda esa
energía. Es verdad que hicieron lo que pudieron pero también es verdad que
estaban involucrados dentro de un remolino de narcisismo puro: el mundo
empezaba con ellos y terminaba con ellos. Y un poco la autocrítica la traen sus
hijos, que son adolescentes en el segundo acto y adultos en el tercero. Esa
hija de 40 años que viene a nuestra casa a pedirnos misericordia y a acusarnos
de que toda la culpa fue nuestra.
–La historia de los hijos de los protagonistas es un poco la
historia de ustedes mismos como generación...
Vena: –Claro. Y si
pienso desde ahí, como ente social, puedo imaginar a simple vista que esa
revolución social quedó absolutamente en la nada y hasta te diría que ni
siquiera se puede hablar de fracaso sino de desilusión. Pelear por la paz,
pelear por el amor: evidentemente no funcionó nada de todo eso. La imaginación
al poder... ¡Ojalá la hubiera!
Toscano: –Los cambios,
como decíamos, fueron sobre todo en la esfera de la mujer. En ese sentido la
obra es muy rica y sorprendente. No entra en ningun molde. Hay zonas que le va
a resonar a algunas, y otras a otros.
Vena: –Evidentemente
los que son de esa generación tienen bastante quilombo en la cabeza por
resolver. Porque en un momento, con lo que transmite la obra, se va a armar
polémica. Es inevitable que discutas con lo que se muestra en la obra y
pienses: ¿quiénes van a asumir determinados errores?
–¿Cómo es volver a coincidir en una obra luego de
compartieron hace poquito La duda?
Toscano: –En La duda
reemplacé a la anterior actriz y por eso Fabián decía que este es nuestro
verdadero debut creativo en el teatro. Porque nos llevamos bárbaro en La Duda , nos divertimos mucho en
la gira. Y lo curioso es que nos conocimos a los 18 o 19 años, haciendo de
novios para un viejo unitario de canal 13, Estado Civil. Y yo la otra vez le
decía a Fabián: mirá cómo nos conocimos al principio, nos separamos después y
nos reencontramos ahora estando más maduro como actores y la verdad que es un
placer trabajar con él, es un compañero que me banca, me apoya sobre el
escenario. Y siempre tenés que tener alguien donde agarrarte y poder crear
juntos.
Vena: –Sí, nos agarra
en un momento hermoso y disfrutando mucho de la personalidad de Gaby a la hora
de laburar, muy generosa, muy cuidadosa, muy atenta, y a la vez muy concentrada
en su trabajo. Siempre mejorando. La otra vez la reté porque avanzó de una
manera tan fuerte que le tuve que decir ¡pará un poco! (risas).
–Fabián fue padre hace relativamente poco; vos, Gabriela,
desde bastante antes. ¿Cómo acomodan la profesión con las necesidades de una
vida familiar?
Toscano: –Yo tengo un
hijo que cumple 18 años y que sufrió bastante. Hemos hecho con Carlos (Rivas,
el director) cuatro obras juntos, esta es la quinta. Y un día nos dijo: basta
de hablar de teatro.
Vena: –Como dice
Carlos (Rivas): ser padre es cometer errores todo el día.
Toscano: –Que se
yo... Otros son hijos de gente que trabaja en la oficina o que trabaja de
noche, a ellos les tocó ser hijo de actores.
Vena: –Yo tengo una
formación muy clara, muy contundente, sobre este trabajo. Para mí no hay dudas
de que es un trabajo con función social que va más allá de nuestro ego y de
nuestra suerte. Hay algo ahí de tarea que uno tiene. Ya empezás a hablar en
términos mucho mas superlativos que un problema doméstico o una situación de
índole práctico. Entonces hay algo ahí que vengo trayendo yo desde siempre que
es imposible que se modifique en su esencia. Lo que sí te agregaría dentro de
la fantasía que uno tiene respecto a este trabajo y como lo vive, es esta idea
de no resignar. Uno no tendría que resignar. La idea de resignar implica
pérdida, fracaso o frustración y lo relaciono más con perder el eje de lo que
uno vino a hacer a este mundo.
Toscano: –¿Sabés lo
que uno resigna? No dormir a lo mejor...
–Pero una de las primeras frases que te dicen cuando vas a
ser padre es: "Vas a tener que resignar algunas cosas..."
Toscano: –Si uno
quiere ser actor no resigna nada. Los hijos tienen que adaptarse al momento que
uno tiene. Cuando son chicos es cierto que es diferente porque necesitan mucho
más cuidados, pero después se adaptan.
Vena: –Si hablamos en
términos de resignación nosotros desde el vamos estamos resignando los fines de
semana, vivimos a contramano, nuestros días libres son lunes y martes, y lunes
y martes nadie se quiere ir a tomar una copa. Son acostumbramientos que uno
tiene y que son parte de la profesión. «
El hamlet de toscano
Desde que en abril
terminaron las celebradas funciones de Hamlet en Arriba de Rivas, Gabriela
Toscano se tomó el resto del año para descansar. Pero aquella experiencia
todavía perdura. "Íbamos a hacer 16 funciones y terminamos haciendo 130.
Fue realmente muy bueno. Un proceso muy largo el de Hamlet. Hicimos mucho
esfuerzo por sacarlo adelante y logramos nuestro cometido. Ganamos el ACE al
mejor espectáculo alternativo y a mejor actriz. Fueron dos años grabando para
la tele y después ensayando para Hamlet. Muy desgastante. Y ese esfuerzo me
llevó a no querer hacer nada este año. Pero al final era necesario volver
porque sino, en casa, ya me iban a echar porque me empazaba a poner loca
(risas). Viste como somos los actores cuando no trabajamos, empezamos a caminar
por las paredes..."
"es una
generación que trajo cambios"
Carlos Rivas | DIRECTOR
Lo que más me
interesó de Love Love Love fue el tema. Tengo casi la edad de los protagonistas
cuando termina la obra, que cuenta 50 años de vida en una pareja hippie,
despues en los '90 ya casados con hijos, y finalmente ahora, en 2012, cuando ya
están separados. Entonces es una forma de revisar autocríticamente a la
generación de Woodstock. Mi juventud es la misma de ese primer acto de la obra.
Y el balance lo hacen sus hijos ahora, que les preguntan qué fue lo que
hicieron y de algún modo los interpelan. Sin duda se trata de una generación
que trajo cambios revolucionarios en el plano de la sexualidad y de la mujer.
El momento en que la mujer irrumpió en la historia como persona y pudo gozar de
su cuerpo. Pero por el otro lado, fue (fuimos) la generación del mayor
narcisismo que se conoció y de un hedonismo a veces irresponsable, sin evaluar
la responsabilidad que eso conllevaba. Sobre todo cuando hay hijos de por
medio. Porque el cachorro humano es, de todos los mamíferos, el que más tiempo necesita
de sus padres. Las demás especies sueltan a sus presas mucho más pronto. El
humano es más vulnerable. Y uno tiene que saber que esos años de la niñez son
los años que más uno tiene que renunciar a otras cosas para cumplir como padre.
Por otro lado, para la adaptación a nuestro medio tuve una gran suerte porque
me pusieron en contacto con el autor y nos manejamos por mail. Es muy joven,
tiene 32 años. Y entendió perfectamente que yo dirijo obras argentinas. Y
entonces, si bien la historia ocurre toda en Londres es una obra para
argentinos, con actores argentinos y dentro de la cultura argentina.
"una movida muy
audaz de 'la señora'"
Fabián Vena tuvo un
2012 muy ocupado. Pero su intervención en La Dueña , el unitario protagonizado por Mirtha
Legrand que emitió Telefe, se llevó gran parte de las miradas. "Fue un
programa raro, con sus bemoles. La sola presencia de 'la señora' en la ficción
opacaba todo lo demás, se llevaba toda la energía. Y creo que todos los que
estábamos ahí fue más que nada por aparecer en la foto de ese evento. Son cosas
que admiro en muchos colegas y artistas: que estén dispuestos todo el tiempo a
poner en juego su trabajo en pos de un nuevo riesgo. En ese sentido, me pareció
una movida muy audaz de 'la señora'. Y de ahí tomó lo que fue. Después, el
personaje fue muy divertido también. Como hacer un gurú espiritual dentro de
esa familia. Y llevar un poco la carga del humor pero a la vez estar en una
trama siniestra de poder y dinero me permitió llevar el año de una manera
diferente."
Fuente: Tiempo Argentino. 12/01/2013
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