martes, 15 de enero de 2013

Critica Diario Clarin Sobre Love, Love, Love

EL PASO DEL TIEMPO, 
MUY BIEN CONTADO

CON NOTABLES ACTUACIONES DE GABRIELA TOSCANO y Fabián Vena, la obra recorre la vida de una pareja, del hippismo a estos día


14.01.2013 | Por Jorge Luis Montiel

especial para clarín

A los 32 años, el dramaturgo inglés Mike Bartlett (1980) goza de un merecido renombre internacional por piezas como Cock (actualmente en la cartelera porteña). Elogiado por el uso del lenguaje y un mordaz cuestionamiento a la sociedad inglesa, Bartlett se vuelve universal al plantear que hipocresía y egoísmo, perpetuar la adolescencia y el consumismo -sin que importe el semejante- son rasgos sociales que destierran la solidaridad y el compromiso en este vertiginoso siglo XXI.

Love, love, love ( Amor, amor, amor ) es una comedia dramática, estrenada en 2010 y, lejos, su mejor obra. La trama abarca a una singular pareja a lo largo de cuatro décadas. En 1967, Sandra (Gabriela Toscano) y Dany (Fabián Vena) tienen 19 años, son hippies, les gusta beber y fumar, y creen que el mundo se puede cambiar enarbolando las banderas de la paz, el amor libre y la igualdad de derechos. Sin embargo, en su primer y azaroso encuentro, no dudan en traicionar a Leo (Martín Slipak), el hermano de él, mientras en la TV los Beatles cantan All you need is love ( Todo lo que necesitas es amor) .

Ya en los ‘90, con dos hijos adolescentes e inseguros, Roxi (Vanesa González) y Teo (Santiago Magariños), a quienes prestan poca atención, instalados en la supuesta comodidad económica, son corroídos por el hastío y se desata una escena despiadada digna de ¿Quién le teme a Virginia Woolf?.

Finalmente, en 2012, tienen 65, están separados, el alcohol es un fiel aliado y gozan de jubilaciones privilegiadas. En cambio, su progenie vive una frustración que no sabe superar. Justamente, el reclamo de la hija -antes una promisoria violinista solista y ahora una decepcionada instrumentista- les hará saber que no cambiaron el mundo, sino que lo avasallaron de manera irresponsable.

Titánica tarea la de corporizar en forma verosímil semejante recorrido generacional y volcar la multiplicidad de temas expuestos: la usura del tiempo, el deseo innecesario de dinero y sexo, la falta de compromisos esenciales, entre otros. Las atmósferas de Edward Albee, J. B. Priestley y hasta Ibsen impregnan un texto inteligente, teñido de un humor feroz, donde la risa cabalga sobre el escalofrío.

En la cúspide de sus magníficas carreras escénicas, no alcanzan los adjetivos para elogiar a Toscano y Vena, tan sólo queda rendirse ante semejantes talentos. Slipak y González confirman con sus admirables interpretaciones que el futuro ya les pertenece y Magariños expone promisorios recursos. Para tamaños ejecutantes se requería una batuta segura, sensible y rigurosa como la de ese gran director que es Carlos Rivas.

Sonata de voces, ceremonia de cuerpos, el dolor y la carcajada bordeados de lágrimas y reflexiones, en una propuesta que divierte y conmueve en dosis parejas. Sin duda, uno de los mejores espectáculos que se hayan estrenado en este verano.


Fuente; Diario Clarin 15-1-2013

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