miércoles, 2 de mayo de 2012

EL VENTRÍLOCUO: 

HOY GABRIELA TOSCANO
 "Tengo ego aunque crean que soy humilde"


Por Daniel Gaguine


Actriz consagrada, respetada por sus colegas y el público, reestrena en teatro la premiada "Hamlet, la metamorfosis". En una nota jugosa, recuerda su paso por "El exilio de Gardel", analiza la relación de los actores con la política y dice que Shakespeare era un adelantado."Estamos reestrenando 'Hamlet, la metamorfosis', que no fue tan difícil de hacer con un director como Carlos Rivas. Fue extenso, ya que llevó un año de ensayos y es un proyecto de toda su vida. Es más, me lo propuso en 2000, 2001. Después, por otras cosas, no se pudo hacer, y finalmente reunió un grupo de alumnos y actores con los que empezamos a ensayar. La propuesta era investigar, ver cómo se podía hacer Shakespeare y que deje de tener esa solemnidad que todo el mundo le da. Que vuelvan a resonar en el oído de los espectadores las palabras de este hombre que siguen siendo actuales. Es una muy buena traducción y adaptación de la obra. Cómo lo hace hablar a Hamlet y a todos sus personajes a través del tiempo.

"Hamlet es un gran personaje y es muy difícil decir 'cómo hago esto y lo otro'. Es un personaje que empieza de una manera femenina, que va transformándose en un guerrero para cumplir el mandato del padre, de vengarlo matando al tío. Para eso, debe dejar de tener su cuota femenina. Él es un príncipe que estudia Literatura, que no tiene la más remota idea de ir a la guerra ni de nada. Es como un príncipe nuevo, en cierto aspecto, que viene a poner el nombre a cada una de las cosas que pasan. La transformación del personaje va, un poco, de la mano de cierta masculinización, pero no interpreto a un hombre sino que se va desarrollando mi parte masculina. Fue muy interesante cómo el director me llevó por un camino en el cual, a los cinco minutos, te olvidás que soy hombre, mujer o lo que sea. Solamente existe Hamlet. Eso es muy interesante porque te despojás de todo. No me visto de hombre. Va apareciendo algo, como este ser, que va contando esta historia. La obra es muy de nuestro tiempo, de la traición, la política –usurparle el lugar al otro y no dejar que el príncipe asuma el poder–. Shakespeare era un adelantado. También habla de los mandatos de los padres para con los hijos, de la familia, del mundo, de la honestidad, de los valores, de la amistad."

 Impasse 1: Un tranquilo bar de Belgrano es el lugar elegido para la nota. Llega Gabriela con lentes oscuros, en un día bastante húmedo. Se pide una lágrima y empezamos una charla amena y distendida con una de las mejores actrices argentinas. 

"Para 'El puntero' trabajé con el mismo equipo de Para vestir santos y apuntaba a ser realista. Ser lo más verdadero posible pero sin ser naturalista, porque lo naturalista no cuenta nada. La gran pegada del programa, más allá del libro y el elenco, es que se haya decidido hacer esto en escenarios naturales, con personas del mismo lugar. Hubo gente contratada de la villa que trabajó como extra. Eso nos puso en el lugar de 'la actuación tiene que ser tan creíble como la persona que tengo al lado'. No me basé en nadie en particular sino que me dejé llevar por la acción del personaje. Mi naturaleza tiende a estos personajes, como el de El puntero. Hice programas como Compromiso o Situación límite. Ese es el tipo de actuación. En esa época, veníamos de la dictadura y pasábamos a la democracia, por lo que había muchas cosas del país y de la política para contar. Eran programas pesados, con una carga de sentido muy fuerte. Atreverse, de (Alejandro) Doria, también fue fuerte aunque no tanto referido a una cuestión política sino más a lo que serían las relaciones personales. El atreverse en relación a lo que no nos atrevíamos.

 "Era muy chica cuando trabajé con Pino Solanas en El exilio de Gardel y Sur. Creo que me había visto en... no me acuerdo si era Nosotros y los miedos, programa en el que hacía de la hija de Ana María Picchio, o en algún Compromiso. Él me llamó, me tomó una prueba y me dio el libro. Fue un hito El exilio de Gardel, una película muy jugada. Fue muy fuerte para mí. Tenía 18 años y viajé a Europa, donde conocí a muchos exiliados, amigos de Pino. Era ver cómo eran 'los que se fueron'. Fue un baldazo de agua fría. Uno sabía pero tampoco conocía tanto. Lo más cercano era una amiga que tenía al padre desaparecido, pero de eso me enteré más tarde. Para mí fue un antes y un después. Además, el viajar y filmar en otro lado y después ver la película... La verdad es que no sabíamos qué iba a ser la película. Había leído el libro y me encantó, pero después con los actores nos preguntábamos: '¿Qué estamos haciendo acá? Con Pino Solanas…'. Pero cuando vimos el material, nos dimos cuenta de que era muy interesante. Me abrió bastante la cabeza."

Impasse 2: Gabriela tiene ese tono de voz muy familiar, tan familiar de haberla escuchado infinidad de veces en una tira o en una película. Habla y gesticula de acuerdo con las preguntas. Es pasional en sus respuestas. 

"Cada uno puede hacer lo que quiere. Si uno quiere hacer militancia política, que la haga. Es una decisión personal. Es un tema complicado. Si decís una cosa, te ponen en un lugar, y si decís otra, te ponen en otro. Me han llamado para opinar de política y no opino porque nunca lo hice. No sé por qué habría de hacerlo ahora. La gente que opina de política es porque está involucrada y sabe de lo que habla. No puedo mandar cualquier sandez con una opinión. La mayoría de la gente que vive en un país no está empapada de todo lo que pasa. Tenés que estar metido y hay mucha gente que habla porque escucha cosas, pero si uno quiere expresarse verdaderamente, no puede hacerlo sin información. Me parece mal que nos dividan. Los actores jamás hemos sido divididos, salvo en la dictadura, pero después, por diferencias de que me gusta tal o cual político… Podíamos tener diferentes ideas pero en la actuación estábamos todos unidos.

"Con la popularidad me llevo bien, pero no sé si soy popular; soy conocida. Salgo a la calle y alguien mira, parece que me reconoce y se queda con la duda. Igual, la gente me para en la calle. Me gusta que me digan algo lindo pero no tanto como la foto. Que te la pidan a la salida del teatro, todo bien, está muy bueno. Tengo un tipo de público determinado. Se acerca, me dice algo lindo y se va. Me gusta que sea de esa manera. Voy al supermercado y no tengo problemas. Esto también me permite estar en contacto con la gente. Y el ego… lo tengo a pesar de que la gente piense que soy humilde y eso. Si no, no se puede actuar. Para algunas cosas lo necesitás. Además, es una característica mía que me relajo y me pongo a la altura de quien se acerca para poder relacionarme. Lo necesito para salir al escenario y ponerme al frente de una obra."


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