miércoles, 9 de julio de 2008

CRITICA: "COMO APRENDI A MANEJAR"



Paisaje prohibido
Deseos, tabúes, prejuicios y
abusos conviven en el texto.

Muy buena labor de Gabriela Toscano.

Por: María Ana Rago
La obra juega inteligentemente con el paralelismo entre dos iniciaciones: en el manejo de un auto y en una relación amorosa, en este caso (y con un pie en el acelerador, que la protagonista no aprieta), entre una adolescente y su tío de 45 años.

"Chuchi" aprende, casi al mismo tiempo y sufriendo parecido vértigo, los secretos de la ruta y los de la sexualidad, y ciertas señales ("peligro", "detenerse") le advierten cómo transitar en la calle y en la vida.La historia -llena de metáforas deliberadamente obvias-, que cuenta Cómo aprendí a manejar se centra en Chuchi, una mujer que relata, con mirada de niña, una infancia marcada por un entorno particular: un abuelo adicto al sexo, una abuela pacata, una madre que busca ser algo más moderna, una tía a la que al principio le cuesta ver la realidad y un tío que intenta seducirla desde que Chuchi tiene 11 años.
Una familia en la que el sexo, por obra u omisión, conduce los destinos de los personajes. Deseos, actos prohibidos, tabúes, prejuicios y abusos conviven en el texto. La casa en el campo, alejada del pueblo, acentúa la distancia entre esa "familia de chiflados" a la que la joven "odia", como expresa, y los demás.
El eje de Cómo aprendí... es el mundo interior de la protagonista, que cobra vida propia gracias al buen trabajo de dirección de Carlos Rivas; aunque al concentrarse tanto en esa interioridad, la puesta adquiere mucha densidad. Sin embargo, las dosis de humor son varias y ayudan a distender el pesado clima que predomina.Cómo aprendí a manejar, de la dramaturga norteamericana Paula Vogel, es una pieza que obtuvo el Premio Pulitzer en 1998. Toscano compone al personaje central y logra diferentes matices para cada situación y cada momento de la vida de su criatura.
Gustavo Garzón es Pico, el tío que llega hasta proponerle matrimonio; el actor imprime a ese ser insatisfecho y despreciable un rostro necesariamente impertérrito.María José Gabin interpreta a la madre de Chuchi -personaje que le permite el mayor lucimiento, al que le aporta su particular humor-, a la tía Mary y a una compañera de escuela de la protagonista. Abian Vainstein es el abuelo, al que compone de un modo muy gracioso; también es un mozo y un joven que comparte ocasionalmente un viaje en micro con Chuchi. Mariana Melinc se pone en la piel de la abuela, de una adolescente y de Chuchi a los 11 años.El punto de partida de la obra muestra a Chuchi adulta, después de haber transitado una adolescencia conflictiva, de la que logró emerger. Durante su desarrollo, la historia va y viene en el tiempo; así,
Gabriela Toscano interpreta alternativamente a su personaje con distintas edades. A los 17 años, también a los veintipico.
Relatos en primera persona y representaciones se alternan a lo largo de las casi dos horas de función, en una obra que es un relato duro y a la vez divertido, de dolorosas vivencias.




Fuente: Diario Clarin 9 de julio de 2008

No hay comentarios.:

CANAL DE VIDEOS EN YOUTUBE