lunes, 30 de junio de 2008

Carlos Rivas y Gabriela Toscano:
estrenan Cómo aprendí a manejar


Un matrimonio muy teatral

El director y la actriz se caracterizan por hacer obras de teatro comercialesde muy buena calidad; tienen su grupo y un productor fiel que confía en ellos


Empecemos por el principio. ¿De qué se trata Cómo aprendí a manejar , la elogiada obra de Paula Voguel, a cargo del mismo equipo de La prueba y La duda ?
"Se trata de la historia de una niña que vive dentro de una familia que, indirectamente, hace que crezca más rápido de lo que tiene que crecer. La familia la erotiza, pero ella es sólo el emergente de un entorno más allá de todo lo que le pasa", cuenta Gabriela Toscano, protagonista de la pieza junto con Gustavo Garzón, María José Gabin, Abián Vainstein y Mariana Melinc. "Se trata de qué hace uno, como adulto, para ayudar a los chicos a entrar a este mundo cruel en el que nosotros ya aprendimos las reglas pero ellos, no", apunta a su turno Carlos Rivas, el director del trabajo que se estrena el viernes, en el Lorange. Y que, además, es su esposo.

Desde otra óptica, cuando Checho, técnico de sonido del montaje, terminó de ver una pasada, fue mucho más directo: "Cuando empezó, me dije: «¡Huy, Rivas se fue al carajo..! ¿Esto es un grotesco? ¿Es una comedia?». Ahora, ¿ves?, mirá cómo tengo la piel...". Y la piel de gallina de Checho, como todos sabemos, es un tester infalible. Así es la obra en la que a la tal Lil y a su tío Peck les tocó vivir en medio de un clima en el que los límites de las pautas sexuales están en duda, están a prueba.

Hay otra cosa cierta: después del éxito de críticas, premios, repercusión de público que merecidamente tuvieron los dos trabajos anteriores, Rivas y su gente se han transformado en exponentes de un teatro comercial de calidad. Un tipo de teatro que cualquiera, yo mismo, podría llamar como "teatro serio" (y las comillas son fundamentales en esta afirmación tan dudosa). ¿Qué ingredientes formarían parte de ese combo? Ni ellos lo saben. Por lo pronto, se dibujan algunas coordenadas en este tríptico en el cual, por ejemplo, tienen en común elencos no muy numerosos y el apelar a textos fuertes de lengua inglesa.

"Tengo una tendencia a reparar en el teatro de lengua inglesa porque siempre me ha interesado mucho. Por otra parte, la cantidad de personajes es una cuestión de producción. Ya casi los autores no escriben obras para más de cinco o seis personajes, cosa que viene desde hace mucho tiempo y que es verdaderamente lamentable -apunta el talentoso director-. Podría sumar otra coordenada, como vos decías antes: creo en el teatro de los autores. En los últimos años, se ha valorizado mucho la figura del director, del director-autor... Sin embargo, para mí, la palabra es muy importante. Y quiero que esa palabra tenga algún eco en la comunidad, aunque lo que te estoy diciendo te suene un poco setentista."Deseo cumplido
Más adelante, dirá casi al pasar: "Hago teatro porque me gusta". Quizá, sencillamente, ahí radique la fuerza vital para encarar el resto (un resto que poco importa si es setentista o exponente de las nuevas dramaturgias de ruptura).

La historia que plantea este texto ganador del Pulitzer hace diez años es, probablemente, lo que convenció a Gabriela Toscano a sumarse al proyecto. "Desde hace mucho tiempo y recién se dio ahora", apunta la actriz de Vulnerables y Amas de casa desesperadas.

-¿Fue rápido el proceso?
Carlos: -Muy rápido.
-Pero desde el momento en el que deciden hacer una obra, ¿cómo siguen, salen a buscar un productor?
Carlos: -Tenemos casi un grupo armado. El productor de estas tres obras es un ex alumno mío que una vez me dijo que le gustaría producir teatro. Con La prueba se le hizo realidad el deseo. Ahí se armó un grupo de teatro. Encuadramos bien esto como parte del circuito comercial, porque forma parte de él, pero su forma de producción no es la clásica. Terminamos armando casi una banda que, de alguna manera, yo busqué porque después del montaje de Cristales rotos [pieza de Miller que estrenó en los noventa], pasé muchos años sin dirigir porque me había quedado enojado con el modo de producción. Al final, terminamos montando textos que otros productores no harían. Es más, Cómo aprendí a manejar no es una obra políticamente correcta y puede molestarle a mucha gente. La autora es una militante del feminismo, lesbiana
Quizá por esos condimentos cuando le comentaron a gente del medio que estaban por hacer este texto, cuentan que muchos le bajaron el pulgar. En medio de este contexto, el personaje de Toscano es sumamente complejo. Por empezar, es víctima de un abuso sexual cuando era joven. Y, durante la trama, hay ciertos saltos temporales que, a priori, dificultan más la interpretación. "Como actriz es un desafío pasar de ser la relatora de la historia y, de repente, tener 15 o 26 años. Entrar y salir de eso es fantástico. Igual, los cambios son muy sutiles, sin cambios de vestuario importantes. Me conecto con lo que me imagino con mis 15 años. Sin ir más lejos, ayer me vino la imagen de esos pañuelitos todos bordados, con encajes; ¿te acordás?", dice Toscano.
-¿Por qué esa imagen?
-No sé La obra está cargada de sutilezas.

-Pero, en lo personal, ese pañuelo que me estoy imaginando tiene cierta ternura. Ahora bien, detrás de eso hay una historia pesada y un humor latente. Parecen todos elementos contrapuestos...

- Cómo aprendí a manejar genera muchas cosas. Hay momentos redensos y también humor, pero básicamente tiene mucha ternura. Y creo que eso tiene que ver con el perdón que pone la autora, que te cuenta una historia en la que te permite reflexionar.
Por Alejandro Cruz De la Redacción de LA NACION


VOGUEL, UNA ACTIVISTA GANADORA DEL PULITZER
"Para mí, ser feminista no significa mostrar el lado positivo de la mujer. Para mí, ser feminista significa observar las cosas que me perturban, mirar las cosas que me duelen como mujer", dijo alguna vez Paula Voguel, la autora de Cómo aprendí a manejar .


Ganadora del Pulitzer en 1998 por la pieza que se estrena en Buenos Aires, estuvo hace unos años en Chile, donde dio una charla en el marco de Primer Festival de Dramaturgia Norteamericana. Como académica de la Brown University, desarrolla estrategias para que los jóvenes se acerquen al arte dramático. "El teatro no está bien mirado por los escritores y académicos de mi país. Es como un hijo bastardo de las artes", sostuvo en aquella oportunidad.

En ese encuentro, recordó una serie de ejercicios destinados a desplegar la imaginación (los llama back offo "competencia de cocina") en los que, junto con otros escritores, se desafía a escribir una obra en 48 horas y, luego, desafían a un grupo de actores para que la monte en 12 horas.

Paula Voguel es, además, una de las intelectuales preocupadas por cuestiones de género y minorías sexuales. De hecho, un texto suyo formó parte de la película Historias comunes, como parte de un tríptico junto con otros de Terrence McNally y Harvey Fierstein.
En aquel encuentro junto al público chileno, acotó: "Soy una lesbiana que ama a los hombres... Pero lo que nunca se me olvida es que soy una artista de teatro. Toda mi vida he estado enamorada del teatro".
Fuente: Diario La nacion Lunes 30 de junio de 2008

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