domingo, 17 de junio de 2007

Una demostración del mejor teatro
Conductas y ética, eje de "La duda"
PURO TEATRO: como sucedió en “La prueba”, el director Carlos Rivas estructuró un montaje escénico que a la par de dar muestras de calidad invitó a la reflexión sobre la temática abordada.

En la obra de John Patrick Shanley ofrecida el sábado en la sala oficial, se armonizan con equilibrio un texto comprometido y un trabajo escénico valioso, en el que lucen intérpretes y director.

Hay obras que parecen estar escritas para una época, para una comunidad en especial, para un momento histórico. De ahí que cuando Carlos Rivas -director de "La duda"- leyó el texto por primera vez, sintió que estaba ante una historia muy cercana, con personajes que lo rodeaban y la pintura de una sociedad de aquí y ahora. Valoró que se tratase de una pieza actual para los tiempos presentes, escrita con gran lucidez y maestría. Una pieza que según él, unía misterio, inteligencia y dejaba abierta la posibilidad de iniciar una polémica.

Y vista la pieza, no queda sino coincidir con esa declaración del director, que advirtió en ese texto un disparador de reflexiones que sobrepasan el medio donde transcurre la trama.

Porque más allá del recinto y los personajes que dan vida a la pieza, la situación excede el marco escogido por el autor, para proyectarse y reflejar situaciones que al menos los argentinos advertimos día a día a través de los medios de comunicación, y que a su vez, ellos mismos alientan y potencian en su dimensión.

La acción de la obra transcurre en el año 1964 y los hechos se sitúan en el colegio religioso San Nicolás, perteneciente a la Orden de las Hermanas de la Caridad, del barrio del Bronx, en Nueva York.

Allí, la directora detecta actitudes que le parecen sospechosas en un superior suyo en jerarquía, el sacerdote más popular y progresista de la parroquia que dicta clases a un grupo de niños de séptimo grado. La sagaz y vigilante directora sospecha que el cura ha intentado abusar de un alumno en la soledad de la sacristía. En consecuencia y para confirmar su convicción, inicia una investigación con la intención de desenmascarar al sacerdote, aún sin pruebas a la vista.

La experiencia de la pieza

Tal el punto de partida de esta pieza que permitió a John Patrick Shanley ahondar en una serie de situaciones que dejan a la luz la importancia del compromiso y la ética.

Para ello se vale de distintos personajes a los que confiere una fuerte personalidad (el sacerdote y la hermana) y otros dos que, según el avance de la acción, dejan ver su inconsistencia interior y poca firmeza ante situaciones en la que se ven involucrados y deben tomar decisiones.

No será sencillo atravesar el camino y llegar a la verdad. Porque, ¿cuál es la verdad? Precisamente ese dilema obliga a transitar caminos que inevitablemente conducen a la reflexión, no ya sobre la valoración moral de los actos humanos y la responsabilidad, sino sobre el respeto y el compromiso del rol social de cada uno. Certezas, incertidumbres, un mar de dudas que cotidianamente el ser humano debe atender, no sin tensiones, y que ponen de relieve sobremanera, su integridad.

"La duda", como pieza escénica, es un escalón valioso para acceder a esta inquietante y reveladora experiencia.

Carlos Rivas, que el año anterior exhibió un notable trabajo escénico con "La prueba", volvió esta vez a dar cátedra de teatro, con una puesta en escena rigurosa que no solamente atendió a la marcación de actores, sino a los rubros que conviven con la magia del teatro: luces y sonidos, que en sólida comunión, complementan su labor.

Fabián Vena es el sacerdote y exhibió todo arte para crear un personaje al que confirió fuerza y convicción. Lo hizo suyo con gestos, matices, movimientos y homilías, que mostraron el espíritu de quien tiene una meta lúcida, poniéndose al servicio de una causa que entiende justa y humana.

Gabriela Toscano fue la hermana cuestionadora, que reveló todo su potencial histriónico para pintar esa mujer calculadora e inquebrantable en sus ideas. Como Vena, puso a disposición del personaje todo su profesionalismo, que no alcanzó sólo a la voz sino a cada uno de sus movimientos, confiriéndole ritmo y tensión a lo largo de toda la pieza.

El elenco se completó con dos lúcidas figuras, Magela Zanotta y Silvia Baylé, que prestaron todo su profesionalismo para ilustrar las figuras que, de un modo u otro, van alimentando el drama de la pieza.

"La duda", que como se expresó se erige como una demostración del mejor teatro, recibió la ovación de un teatro colmado en todos sus rincones.
Fuente: El civismo -13 de Junio de 2007 - Año 92 - Edición 7288 - Edición digital 0588

No hay comentarios.:

CANAL DE VIDEOS EN YOUTUBE